Calcenada Ultramaraton 104 Km

Pablo Luk
Carreras de montaña
23/05/2015

Andaba preocupado había dormido poco, tan solo cuatro horas y media o cinco, había pedido fiesta para librarme de trabajar la noche de antes y no había podido ser, no sabia si eso me iba a pasar factura, me sentía un poco nervioso la preparación de una prueba de 100 kilómetros conlleva un sufrimiento muy alto y conforme se acerca la prueba tienes la sensación de que algo va a fallar.

A las 6 de la tarde llegamos los 5 componentes del equipo a Calcena justo en ese momento se daba a salida de la carrera para las personas que iban a completarla andando, una hilera de personas se alejaban del pueblo mientras la megafonía anunciaba las siguiente salida, la de los 67 corredores, para las 9 de la noche. En esas tres horas merendamos, Tony se ponía crema para evitar rozaduras en los pies mientras yo estiraba y Marcos contaba los geles que metía en la mochila, sentados con un café cada uno en la mano, hablamos de como pensábamos que iba a discurrir la carrera...no dimos ni una. 

A las 9 en punto de la noche di la primera zancada de las miles y miles y miles que daría para completar la distancia mas larga de  mi vida, la gente salió disparada estábamos sorprendidos... ¿ese ritmo van a llevar? sobre todo porque los primeros 14 kilómetros son de subida constante con rampas realmente duras, nosotros seguíamos nuestro ritmo teníamos las ideas bien claras la meta era terminar y sabíamos que esa tranquilidad al principio daría sus frutos después.
Sobre el Km. 10 nos juntamos con un Alemán, había corrido varias carreras de 100 Km. la ultima los 101 de ronda, era un tío gigante y corría sin mochila solo con una pequeña botellita de agua, estuvimos un rato charlando pero el Alemán, que era una bestia parda, se canso de ir a nuestro ritmo y con una zancada gigante se fue alejando como una locomotora hasta que lo perdimos de vista.
 

Llegamos al alto de los primeros 14 kilómetros alli se situaba un avituallamiento, rellenamos nuestras mochilas, me preguntaron si quedaban mas corredores por detrás, mala señal, han pasado casi todos los corredores, debemos ir de los últimos... bajamos volando los siguientes 6 kilómetros hasta Borobia, adelantando a varios corredores ya era noche cerrada y correr cuesta abajo con piedras y hoyos es un poco peligroso, pero no hubo sustos...en Borobia, mi pueblo, me estaban esperando, tuve una muy buena recepción, allí se encontraba el primer avituallamiento sólido: bocadillos, fruta, café, caldo, cola Cao, frutos secos habían pasado casi todos solo faltaban 27 personas por llegar,.. salí de ahí con una sensación de "tripa llena" nada buena para correr, y ahora tocaba un tramo durísimo, un falso llano y luego la ascensión al punto mas alto del recorrido a 1500 metros de altitud, antes pasamos por La Cueva de Agreda, ahí ya esperaban los primeros corredores que se habían retirado, era el kilómetro 36, con lo fuerte que iban al inicio, rápido se habían cansado.   Correr de noche tiene una ventaja, no ves llegar las cuestas simplemente ves que el suelo empieza a picar para arriba pero no te desanimas viendo la pedazo de cuesta llegar. El alto estaba en el kilómetro 40, habíamos completado casi una maratón, las piernas ya empezaban a preguntarse a que se debía ese castigo y empezaban a pedir descanso, solo faltaba otra maratón y media para descansar...

Ahora venia otro tramo muy bueno, en las cuesta abajo íbamos como tiros seguíamos adelantando a gente, el siguiente avituallamiento sólido en el 42 ya no íbamos de los últimos ni mucho menos, me bebí un caldito estire bien mientras el resto del equipo comía un poquito mas que yo, no tenia hambre todavía estaba haciendo la digestión del anterior.

Todavía seguíamos todo el equipo junto aunque Fran y Tony ya empezaban a tener molestias musculares y sus piernas y sus pies empezaban a sufrir en demasía.

Seguimos corriendo… los kilómetros centrales fueron los que mas largos se me hicieron, todavía era pronto para imaginarte llegando a meta y por otro lado ya se habia pasado la euforia de los primeros kilómetros, recorrimos varios pueblos íbamos parando en los avituallamientos a beber y comer,  el vehiculo de DYA iba recogiendo corredores y andarines que ya no podían más y se retiraban, seguíamos cruzándonos con gente en el camino, algunos se curaban las ampollas en los puestos de emergencia, otros llegaban con cara de sufrimiento que escondían detrás de una sonrisa cuando te veían pasar, cuando llegamos a San Martín del Moncayo, uno de los organizadores nos contaba como poco antes se les había desmayado una persona ahí mismo. Gino, Marcos y yo, íbamos bastante enteros así que en el siguiente avituallamiento decidimos romper el grupo y que cada uno diese lo que pudiese, Marcos decidió quedarse con Fran y Tony, así que Gino y yo tiramos para adelante, era el Km. 60 habíamos estado en Litago casi 30 minutos parados, eso si el bocadillo y los yogures habían entrado como gloria bendita, llevábamos un puñado de horas de carrera, y empezaba a amanecer,poco a poco volvíamos a correr y las rodillas y tobillos parecían de cartón piedra.   Durante 15 kilómetros Gino y yo llevamos un ritmo muy bueno avanzamos mucho y bastante rápido pero en el 75 Gino estaba sufriendo muchísimo de pies y necesitaba un poco de recuperación me dijo que me marchase así que eso hice... marche solo, me sentía fuerte y corría con fuerzas, llegue después de unos ligeros kilómetros de ascensión a la cuesta de Talamates, se ve llegar unos dos kilómetros antes, es una cuesta gigante con una pendiente en tramos del 15 % o más creo yo...allí adelanté al Alemán, que sufría como un perro, no podía correr ni un metro más, pero quería acabar aunque fuese andando, cruce unas palabras con el y me deseo suerte,  le prometí que nos tomaríamos una cerveza juntos luego en Calcena. Llegue a talamates, 20 Km. más y habría terminado... allí me estaba cambiando de calcetines y de camiseta cuando llegó Gino, que sorpresa, se había recuperado milagrosamente, volvíamos a ser dos y dos llegaríamos juntos al final.   Al salir de Talamates hacia ya bastante calor, quedaba el último esfuerzo, la Tonda... la Tonda es una cuesta de 7 u 8 Km. que tiene nombre propio con eso lo digo todo... iba sofocado me dolía muchísimo la tripa, llevaba muchas horas alimentándome de geles barritas agua azucarada...todo dulce, me había destrozado el estomago, empezaba a sufrir mucho no, muchísimo!! en cambio Gino estaba viviendo una nueva juventud e iba como un tiro, yo en cambio me pisaba la lengua...bajando la Tonda, cuestas de pendientes muy pronunciadas y con mucha piedra, me empezó a doler la rodilla antes de acabar el descenso tuve que parar, la rodilla me hacia cojear y tenia ganas de vomitar...ande hasta el final del descenso allí me esperaba mi compañero bebiéndose una cervecita, manda huevos... no tome nada, quedaban 5 kilómetros lo único que quería era terminar, es más, me corría prisa terminar...

Los  últimos kilómetros fueron un infierno completamente cojo y con la tripa hecha añicos no aguantaba corriendo casi ni cuesta abajo Gino me había dejado atrás sin darse cuenta, iba medio Km. por delante gritándome que corriera, cuando quedaban 2 Km. hice el ultimo esfuerzo saque fuerzas y volví a correr hasta coger a Gino para entrar juntos en meta.

Una vez allí aplausos el publico nos recibió con gritos de ánimo...una sensación de triunfo me invadió por completo, es una sensación que se que volverá a mi cada vez que recuerde que fui capaz de correr 104 kilómetros, estaba realmente feliz y no podía expresarlo por el cansancio,  104 kilómetros, 104 kilómetros...hemos subido un peldaño ya no somos maratonianos, somos ultramaratonianos, somos ultrafondistas.

 Hoy  casi no me puedo mover, pero después de lo vivido ayer tengo una cosa clara: “EL SUFRIMIENTO ES PASAJERO, LA GLORIA ETERNA”

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