XXI MEDIA DE ZARAGOZA, reconciliándome con la distancia.

la_hansen
Atletismo
25/03/2018

A la media de Zaragoza le pillé una manía exagerada en 2016. Venía de la media de Tudela, donde hice mi mejor marca, y creí que bajar hasta el 1:35 era cosa fácil. ¡Ja! No hubo manera y al final me pilló la liebre de 1:40. Acabé con tan malas sensaciones y tan frustrada, que no tenía ni miaja de ganas de repetir en la media de 2017, y de hecho me fui a Daroca a cascarme 30km por el monte en lugar de correrla.

Este año estoy preparando la maratón de Zaragoza (la idea es a ir a por las 3h y media, o vamos, a lo que surja). Pero preparándola de verdad (dentro de mi nivel, claro). Meto km sin conocimiento (bueno, los que proceden en algo así), entreno y me lo estoy tomando en serio. Si es que hasta he adelantado la operación bikini… Tengo ganas de enfrentarme a la distancia con garantías, aunque admito que a veces me han salido resultados asombrosos sin comerlo ni beberlo (léase la maratón de 2016, después de un mes de vacaciones). Pero esta vez quiero que sea diferente. Después de un año dedicada al monte puro y duro (y al monte lento, de tomármelo con calma y de darle más al coco que vidilla a las patas), había perdido muchísima velocidad y capacidad de sufrimiento a ritmos vivos. El colofón fue mi peor marca personal en la carrera del roscón del pasado enero. Tenía algo de excusa (venía de la media maratón de Motorland), pero es que también me pasó en la San Silvestre de la Puebla de diciembre de 2017: creí morir yendo a 4:40 pelados.

Así que después de un año dando tumbos por el monte, me dije a mi misma que lo iba a intentar de nuevo, que iba a ir a por mi MMP en la maratón. Le tengo cariño a esta distancia, no lo puedo evitar. Es curioso, pero ahora que lo pienso, es la única distancia en la que progresivamente he mejorado mi marca (a excepción de la Maratón de Motorland de 2017, pero claro, el cierzo y las cuestas ahí eran otra cosa, y el objetivo era mayormente acabar que tenía el jamón asegurado). La primera en 2013 la hice en casi 5 horazas, la de 2014 en 4 horas y media aproximadamente, la de 2015 en 4 horas y cuarto y la de 2016 en cerca de 3 horas 40 minutos, rebajando hasta los 38 minutos en la del año pasado. Tampoco hay tanto “misterio” (supongo), hay tantos km que un pequeño margen de mejora en el ritmo, aunque sean pocos segundos, se traduce en un tiempo considerable en el cómputo global. También al contrario, claro. Si se te va un poco el ritmo te alejas sin remedio del objetivo. Rascar en distancias más cortas es otro cantar…

Como parte del entrenamiento, me había apuntado al pack media+maratón (diversión garantizada), que sale más a cuenta. Ya llevo un tiempo entrenando, pero me enfrentaba con nervios crecientes a la media maratón. Iba a probarme a 175 pulsaciones, intentando subir las mismas a partir de un momento dado. Salir ya a tope de pulso me parecía arriesgado y tampoco quería reventar.

Madrugón del copón, como siempre. Tras desayunar intenté dormitar un poco más, pero no hubo forma. Sobre las 8 y 10 ya estaba aparcando en antena Aragón (y todo por querer intentar aparcar más cerca, que fue imposible), y me encaminé con la mochila hacia Tenerías para dejarla en la consigna. Por el camino me paré a charrar con Carolina y Eduardo de Pinseque, luego me tropecé con los Beer y me hice la foto de rigor con ellos. El tiempo pasaba y al final con la tontería iba a llegar justa. Me crucé los las chicas de AD Jalón, entre ellas Lurdes Chavarri. Ya dejé la mochila, me encontré a mi primo Sergio, también a Isa Auría, la fisio a la que voy alguna que otra vez para que me apañe (le había tocado un dorsal días atrás pero me dijo que no tenía intenciones de hacerla entera), y tras parada por boxes, fui calentando hasta la salida, para no salir a tope desde el principio, aunque calentar un poquico más hubiera sido lo correcto. Saludé a Pablo y Gorka, y ya me coloqué atrás en mi cajón de 1:30 a 1:40. Las liebres andaban por ahí, pero me metí entre el mogollón sin más. No localicé al heavy, al que se supone que le iba a hacer una trenza, jajajaja, ni tampoco a Tricas.

Estábamos ahí David Cierzo, David de los Beer y Ana Gracia, una chica con la que he coincidido en varias trails. ¿La idea? Pues moverme en ese cajón de tiempo.

Y arrancamos, los primeros pasos algo lentos hasta que salieron las hand bikes y los primeros corredores. Nos pusimos en canción. Yo iba a la par que Ana, a buen ritmo. Luego marcó un ritmo mayor y tiró para adelante.

Me encontraba bien. La temperatura era ideal, algo de fresquete pero corriendo te entonas enseguida. Llevaba un buen ritmo y las pulsaciones las estabilicé en 175 mientras cruzábamos el puente Santiago. Vi a Óscar de mi club, lo pasé pero luego me volvió a pasar aunque de eso ni me di cuenta. Me sorprendió ver el ritmo que yo llevaba en el reloj. Me alcanzó Ibán de los Cabras Team. Iba sobrado (que me daba hasta conversación, jajajaja), y dijo que no descartaba acompañarme en la maratón. ¡Yo encantada! El ritmo marchaba, las piernas respondían y las sensaciones acompañaban.

Puente de Piedra, tras cruzarlo cogíamos paseo Echegaray, me topé con Lurdes. Iba la mar de tranquila y se le veía bien. La liebre de 1:35 me alcanzó ya que mi ritmo era algo más lento. Buena marcheta hasta el primer avituallamiento, donde eché un trago de agua y me tomé una pastilla de sales, que mal no me vendría. Tras pasar por el puente de Hierro (ida y vuelta) y un giro de 180 º, enfilábamos Echegaray a la contra. Una Neme como una exalación me rebasó. Sus intenciones eran ir reservona (había hecho un duatlón el día de antes), pero Neme es mucha Neme y tiene un poderío que ya quisiera yo, jajajaja. Me dijo que se veía bien y que la siguiera, pero no quería morirme, así que seguí a mi ritmo. Junto a la liebre de 1:40 vi a Adela. Alcancé a Ana, y le di en el hombro mientras la animaba a seguir para adelante. Poco después Lurdes tiró un poquico más y yo me quedé más rezagada. Las pulsaciones seguían en su ser. No estaba sola, a mi altura había muchos corredores.

Bonita foto de Ana Urrea.

Enfilamos la calle Predicadores. Animación a raudales, chillidos por doquier y gente que gritaba mi nombre. Tras alcanzar el Coso y bajar por Don Jaime, atravesamos la plaza del Pilar en medio de una animación espectacular. Pasé junto a Elenita, Luis PC y compañía que chillaban como locos animando como nunca. Poco después volvimos a atravesar el puente Santiago, para enfilar el segundo bucle ligeramente diferente al primero. Atravesaba el km 10 en torno a los 46 minutos, y nos dirigimos hacia el parque tío Jorge.

Observé a los corredores que iban en cabeza y que regresaban de la vuelta al Parque Tío Jorge. Vi al heavy y a Tricas, y a grito pelao cual posesa, les chillé, “¡¡Arriba esos Jorges!!”. Tras la vuelta al parque cogimos la ribera. Oí al otro lado a Raquel Ginés, que me animaba al grito de “Esa Hansennn”. Aquí mi ritmo cayó algo y mi km 13 salió más lento de lo que hubiera querido. Junto a mi lado pasó Alberto Nuño, me quedé sorprendida porque no sabía que podía correr (ha tenido problemas con la rodilla), me dijo que qué tal iba y le dije que bien, y tiró para adelante. Luego me crucé con Vanesa, una tocaya mía con la que también he coincidido en múltiples carreras (la Transchinepro, El trail de Muel…), en esta media iba a ir más relajada pero corre un punto más que yo. Iba bien, es una maquinica. Aún había margen pero no había que relajarse. Justo antes del avituallamiento del 15 me tomé un gel e intenté recomponer un poco el ritmo. Por delante vi a Olga, iba con buena cara y a buena marcha. Le chillé mi número de dorsal a uno de los jueces que vigilaba la carrera, ya que me lo tapaba la camiseta y no quería que creyeran que había hecho una pirula en el recorrido. Por detrás me pareció ver a Nieves, la mujer de Luis Alberto. Me parecía raro verla por asfalto, pero resulta que Luis Alberto corría (yo no tenía ni idea) y que además quedó cuarto, ¡casi nada lo del ojo y lo llevaba colgando!

Y entonces la subida al puente de la Z30. No iba mal (las pulsaciones seguían bien), además lejos de subirlas las había mantenido finalmente para no morir en el intento, pero bajé el ritmo en la subida. Ahí estaba Ana Urrea otra vez, haciéndonos fotos al pie de cañón. La saludé con la mano con una sonrisa de oreja a oreja. Hay una foto que inmortaliza el momento que lo dice todo. Bajando ya otra vez hacia Echegaray, vi a la liebre de 1.40 por detrás. ¡¡Esta vez no podía dejar que me pillara!! Así que seguí, porque no quedaba ya nada de nada.

Subida del puente de la Z30. Saludando a Ana Urrea con alegría.

Otra vez enfilamos Echegaray. El viento soplaba en contra, pero no era una tortura, dentro de lo que cabe. O al menos así lo percibí. Así que me vine arriba, y cuando subía por Predicadores, me entoné y me aceleré. Otra vez 4:30 en el reloj, eso me gustaba más. Bajé por Don Jaime como un Obús, mientras María de Ingoa World me chillaba “¡¡Esa ingoístaaa!!”.

Los últimos metros los enfilé con una felicidad absoluta, oí a Beatriz Lozano que me animaba entre el gentío, mientras cruzaba el arco de meta después de 1 hora, 40 minutos y 20 segundos. El tiempo real fue al final 1:39:57. Al poco rato de cruzar por meta, llegaba la liebre que por fin no me había dado caza.

Foto de Carmen Sesé. 

En meta estaba Lurdes esperando a sus amigas de club. La vi, me vio, y nos fundimos en un abrazo emocionadas después de una carrera en la que las buenas sensaciones habían aflorado. Juro que hacía mucho que no me sentí así de bien y así de feliz. Ese abrazo fue una de las mejores cosas del día, esa sintonía, ese saber que lo habíamos disfrutado como nunca.

Me dieron la medalla, mientras tosía me preguntaron que qué grupo de animación me había gustado más, y dije lo primero que se me pasó por la cabeza, jajajaja. Al poco entró Ana Gracia y fuimos a por la bolsa. Bebí agua (había sed), me encontré con Blas, luego con Isabel de TRZ y Medina, además de Escori. Les di conversación y luego me fui a buscar al heavy, que se estaba grabando la medalla. El heavy se había salido y había conseguido un tiempazo de poco más de hora y 20. Había ido a la par que Tricas, que iba tirando de él, demostrando que lo de “archienemigos” es algo anecdótico y que hay cosas que no traspasan ni quebrantan las fronteras de la amistad. Al fin y al cabo, no luchamos contra nadie, luchamos contra nosotros mismos para sacar a relucir nuestra mejor versión. Siempre habrá alguien que corra más rápido, pero se trata de que encuentres tu ritmo, tu techo, tu distancia, vayas a por él y lo pelees duro, un día te saldrá mejor y otro día te saldrá peor, pero como me dice muchas veces Beatriz Lozano (Bechi), hemos venido a ser felices. Y de eso se trata. “Los Jorges” son pero que muy grandes. Jorge el heavy se lo está currando de lo lindo bajo las pautas de Pachi de la Escuela Rusa (también va a por la maratón), y bien sabe que me alegro mucho de la inmensa mejoría que ha experimentado en poco tiempo. Qué coño, se lo merece. En la fila esperando estaba un chaval alto alto con el que había coincidido en la carrera del Ebro, con el que me estuve haciendo la goma todo el recorrido. En la media volvimos a coincidir, y me dijo que en la maratón iría, así que muy probablemente volveríamos a coincidir.

Poco después me volví a juntar con las chicas de AD Jalón, Valvi entre ellas, que llegaron justo detrás, y ya nos fuimos para las duchas, mientras por el camino hablábamos de sensaciones. Con Valvi aproveché a hablar de mallas para correr, jejeje. Veíamos a los corredores que estaban terminando más allá de las dos horas, y les animamos como locas. La animación en carrera suele decaer conforme pasa el tiempo, y por experiencia (porque yo empecé ahí, haciendo medias más allá de las dos horas) sé lo duro que se hace, lo duro de la soledad del corredor. Se lo merecían. En los vestuarios coincidí con Susana, que muchas veces entrena por mi barrio. También vi a Paula Figols, que como suele ser habitual, vuela bajo con una ligereza brutal. Empezamos a coincidir en muchas, jejeje.

Tras ducharme me fui a tomar algo con el heavy, luego ya había quedado con Raúl para vermutear.

¿Sensaciones? Fue una media espectacular. No digo ya la mía, sino en general. Fue una mañana fantástica, despejada, con un tiempo mucho mejor del que hubiera esperado (hace dos años no paró de llover). El recorrido, que evitaba una de las dos subidas de antaño al puente de la Z30, mucho mejor para mi gusto, evitando la repetitividad de la segunda vuelta. Ambientazo, mucha gente, muchos amigos y muchas caras amables. Y mi media, pues muy satisfecha. ¿Podría haber tirado más? Quizá sí, pero estoy muy orgullosa de la carrera que me salió, con sus km pochos y sus km brillantes. Hacía tiempo que no me encontraba tan bien en carrera, tan fluida, sin sentirme forzada, ni sentir que iba por encima de mi ritmo. Fue una mañana de abrazos sentidos, de emociones, fue una mañana redonda como pocas. Había mejorado un minuto mi marca de Zaragoza, y no era el tiempo de Tudela, pero habida cuenta de que Tudela no está homologada, me podía sentir más que orgullosa de lo conseguido. Hasta se podía decir que sí, qué narices, que era mi MMP en una media de verdad en mi ciudad, rodeada de un montón de gente que te lleva en volandas.

Le tengo ganas a la maratón más que nunca. También nervios, no nos engañemos. Soy una apasionada del monte, pero soy una enamorada del maratón. Es una distancia dura, sobre todo cuando entrenas con la idea de hacer un tiempo que te pone en cierto modo al límite. Pero me hace ilusión ir a por todas y hacerlo bien. No sé lo que saldrá, porque hay mil factores que pueden influir en el día D (malestar, mala climatología, cierzo, lo que sea), pero el camino está mereciendo la pena. Da igual el día que haya llevado en el curro, me pongo a entrenar, me concentro, y me olvido de todo. Ana, no me olvido de ti, esas eternas vueltas al 1500 del parque acompañada se hacen mucho menos duras, jejejeje.

Me gustaría dar las gracias todos los que animasteis y os dejasteis la garganta en chillarnos a los cerca de 3000 corredores que afrontamos la media distancia de Filípides. A mis compañeros de club, que siempre están pendientes de cómo nos ha ido. A Raúl y a mis padres por la santa paciencia en aguantar horas intempestivas de entrenos y tiradas largas que me hacen llegar tarde a comer… A todos aquellos que os tomasteis la molestia de sacarnos unas foticos, a Carmen (que siempre me saca unas fotacas geniales), a Alfonso Cistué, sobre todo a Ana Urrea, que se pega unas palizas de horror a pie de carrera, sin descanso. Mucho mérito el tuyo. Y gracias cómo no Jorge “coletas” por ayudarme en este camino. Son los entrenos de la escuela rusa los que me están poniendo fuerte como el vinagre, otra vez, y él tiene la paciencia infinita de adaptarlos a mi persona. No todos los días salen bien, pero doy fe de que lo estoy intentando con todas mis ganas y mi ilusión. Pachi, eres un tío muy grande, y tienes una grupeta espectacular, dan “miedo” pero son grandes, enormes. Te aprecian un montón, eso es porque te lo mereces.

Enhorabuena a todos y todas, independientemente de los tiempos, lo peleasteis y lo gozasteis, a aquellos campeones que hicieron podio. Cada uno tiene sus propios registros y razones que les impulsan a correr. A la organización por hacer el inmenso esfuerzo de currarse un recorrido mucho más llevadero, a los voluntarios que estaban pendientes de darnos el agua con el mayor cariño.

Ahora ya las miras se encaminan a la maratón, con mayúsculas. Todavía quedan unos cuantos entrenos, prometo crónica, salga lo que salga. ¡Y de las largas!

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