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Osquitar
Carreras de montaña

Desafío Urbión era una carrera que tenía apuntada en mi lista de deberes. Nunca había estado por la zona y ascender al Pico Urbión me atraía. Un año por otro (coincide con la CC) lo iba dejando; el año pasado me apunté pero desgraciadamente no pude ir. Así que este año insistí. Me pilla viejuno pero qué vamos a hacer. Los años pasan y se nota. El resfriado (o lo que sea) que pillé a mediados de agosto no remitía, y el esfuerzo que había hecho una semana antes en TVT y el final de la Copa, hacía que fuera con dudas. Mi estado físico no era el apropiado.  Los cortes son exigentes, aunque mi idea era simplemente acabar.

            Condicionado por el primer corte, me coloqué en la parte delantera del corralito, y salí “alegre”. Una continuada subida por un bonito bosque nos llevaba al primer control de Muchachón, para el que teníamos 1h. 30’ y yo pretendía llegar en 1h. 15’ para coger algo de colchón. Conseguí hacerlo en 1h. 05’ y me tranquilicé. Pero mi puesto no era el que me correspondía, y me pasaban continuamente bastantes corredores, lo que daba una sensación de no ir bien. 

            Tras una bajada no demasiado corrible, nos aguardaba una dura cuesta y una bajada suave por la Laguna Helada hasta un tramo de descenso por una canal con una senda delicada que nos dejó en ese entorno maravilloso que es la Laguna Negra. Allí me llevé una sorpresa al ver una vieja amiga que estaba animando a su pareja que iba algo por detrás. Nos hicimos alguna foto, pues iba bien de tiempo, tenía unos 20’ de margen.

            Luego vino uno de los tramos más duros de la carrera: la subida a Zorraquín por un murete sin apenas senda, usando las manos y castigando los cuádriceps a base de bien. La única ventaja, que nadie adelantaba. Al llegar arriba se baja y llanea y hay que darle ferrete de manera obligada a las piernas. Ya veíamos el control y el ascenso al Pico Urbión. No se vislumbraba excesivamente lejano ni alto. Y efectivamente este tramo no se me hizo largo ni especialmente duro. Muy bonito. Incluso cuando vi que la cima quedaba a unos metros a la izquierda de la senda, encima de unos bloques de granito, me desvié para hollarla y hacerme unas fotos.

            Al poco de descender pasamos por el nacimiento del Duero; tenía pensado pararme y hacer foto pero me dio pereza. Terminamos este tramo de bajada y afrontamos otro murete. Quedaban ya ascensos cortos aunque duros. Los llevaba bien. Luego transitamos entre formaciones curiosas de bloques de granito, muy bonito también.  Tramo con subes y bajas y nos plantamos en Paules Altas. La parte más larga entre controles de la carrera, un ascenso mantenido y un largo descenso de unos cinco kilómetros en el que me obligaba a trotar en cuanto se podía nos llevó a  Jaramillo, a los pies de la mentada, comentada y amenazante “subida al hayedo”. 

Bueno, pues cuando vi la pancarta de 1,6 kms. y +280 mts. se me quitó el miedo; no por falta de respeto, pero en peores me he visto. Chino chano me puse en modo Kv sabiendo dos cosas, una buena y otra mala: que no eran ni de cerca 1.000 mts. y que ya llevaba casi 30 kilómetros. Estaba marcado con banderitas del Campeonato del mundo y me distraía. Pasé a dos o tres corredores  y no me pasó nadie y me animé. Al llegar arriba, puedes hacer sonar un cencerro como símbolo de júbilo, porque “solo” quedan unos 5 kilómetros en descenso. Pregunté si era corrible y me dijeron que a trozos, pero sinceramente casi todo lo es. Especialmente el tramo de bosque que coincide con el inicio de la prueba. Troté casi todo el rato, las ganas de llegar. Al final se sube ya por las calles asfaltadas del pueblo. Vi un corredor por detrás y pensé que me fastidiaría la foto, pero no. Apreté un poquito, no me quedaba mucho, y desistió. 

Crucé la meta sabiendo que había bajado de las 7 horas (en concreto 6h. 42’). Con mucha alegría por haber superado el Desafío Urbión y con el convencimiento de que actualmente más de veintitantos kilómetros por el monte “se me hacen bola” y me da pereza.  El puesto de 172 de 250 (con 275 de salida) no está nada mal para mí ahora.