Está siendo una época convulsa para todo el mundo. Llevamos meses difíciles pero poco a poco vamos viendo la luz al final del túnel. En el ámbito deportivo no es menos.
La idea de hacer la Bucardada surgió justo después del confinamiento de marzo. Ante un año sin (apenas) carreras, se lanzaron al aire muchos retos para hacer por nuestra cuenta, una vez que no hubo restricciones al deporte.
Allá por enero, brindaba por un año mucho mejor que el 2019, un año de carreras, un año en el que me proponía terminar mi tesis, y en definitiva, un año más dulce que el precedente.
Por fin llegó el momento. Tantos meses esperando volver a sentir la sensación de ponerme un dorsal, mascar la competición, disfrutar del ambiente, incluso de los nervios antes del pitido inicial.
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