CSP PENYAGOLOSA, ya no me la cuentan

la_hansen
Carreras de montaña
04/06/2025

La ultra de Penyagolosa es una carrera que ya tiene solera en el calendario español, yo ya le tenía ganas de hace tiempo, pero por unas cosas u otras no había podido hacerla. Algunos de mis compañeros de club la habían corrido, incluyendo versiones más largas, la de 115 km, en el caso de Gorka (y saliendo por la mañana, como las ultras de Guara Somontano primigenias). La distancia clásica, la MiM (maratón y media en valenciano) son 60 km de una ruta no circular que enlaza Castellón de la Plana con el santuario de Sant Joan de Penyagolosa. La CSP es la versión más larga y montañera que surgió con los años.

En 2022 me planteé ir, ese año caía en 23 de abril. Nafarroa Xtrem caía al fin de semana siguiente. En ambos casos, los sábados eran festivos, y me surgía la duda de si me darían algún viernes como festivo. Asumí que me lo darían para el finde de Penyagolosa, y por eso me apunté a Nafarroa (por no pringar el puente). Asumí mal, y el festivo lo tuve para Nafarroa. Nunca me apunto a carreras que joroben puentes, así que nunca mais. Al año siguiente, 2023, había puente, y en 2024, más de lo mismo (San Jorge en ambos casos), así que Penyagolosa tendría que esperar.

Por fin la cita de 2025 me encajaba a la perfección: viernes 11 de abril, fin de semana previo a la Semana Santa, así que genial. Me apunté al sorteo de plazas, y tuve la suerte de que a la CSP se accedió de manera directa (que no fue el caso de la MiM). Lo tenía tan claro, que formalicé la plaza en cuanto pude. Luego ya el tema del calendario de carreras estaba pelín complicado: en marzo la Trail Cat, 3 semanas después la maratón de Zaragoza, y una semana después la CSP. Mi gran duda era si me recuperaría bien entre ambas ultras, así que, una vez que hice la Trail Cat, decidí tomármelo con muchísima calma.

Reconozco que el terreno de esta ultra no me preocupaba demasiado, era un estilo a la Guara Somontano, y aunque es una ultra bastante rápida (daban 25 horas y media para finalizarla), me parecía bastante llevadera y factible. Digamos que es una de las ultras buenas para debutar en la distancia. Así que, aunque estuve chequeando el tipo de terreno en gpx studio, no me quitaba demasiado el sueño. Que se me entienda: no es que fuese de “sobrada”, porque en una ultra pueden pasar mil cosas, pero iba bastante tranquila. Circunstancias de la vida, en paralelo los temas familiares se complicaban un poco por temas de salud, y añadieron nubarrones en la cabeza, y nervios indirectos.

A la carrera iba Borja, Fonsi, supuestamente Rosana, la valenciana con quien coincidí en la GTTAP de 2019 (y en posteriores), pero me dijo después que no podría ir, y a la distancia más corta iban Daniel del Río y Raquel, su mujer.

Como tengo los festivos que tengo, yo sabía que no podía cogerme fiesta el viernes de la carrera. Eso me implicaba madrugar, ir a trabajar de 7:00 a 15:00, ir a casa, comer, estar un rato e irme a Castellón a por el dorsal. Los dorsales se recogían en el centro de Castellón hasta las 21:30. A mí me iba a explotar la cabeza pensando en la logística y en el frenesí, así que hablé con Borja (Correcaminos), porque yo sabía que iba a ir a correr, y como tiene apartamento cerca en la playa, intuía que iría antes. Intuía bien. Él iba la mañana del viernes a por el dorsal, luego comía en el apartamento, descansaba y ya iría a la carrera. Una opción era que él me recogiese el dorsal (además, de esta forma podría dejarle la bolsa de vida de mitad de carrera, y la bolsa de meta), y ya quedaría y con él antes de la carrera, un poco antes, porque en mi caso, si alguien lo recogía en mi nombre, yo tenía que estar en la salida prudentemente antes para que me validaran el dorsal y me dieran la pulsera acreditativa. Las bolsas de vida y de meta sólo se podían entregar en el centro de Castellón, así que lo vi una buena opción.

Dice Raúl que viviré mil años porque no soy nada nerviosa. En realidad, soy bastante nerviosa pero no siempre lo externalizo. Entonces si me juntas a mí con alguien como Borja, hiper nervioso, es difícil calmarse. Él me comentaba que quería descansar todo lo posible, y que era un poco “putada” si tenía que ir demasiado antes de la salida. Que no me preocupase, que yo llegaba “de sobras” saliendo del curro a las 15:00. Yo le trataba de explicar que no se trataba de ir como puta por rastrojo, lo que quería era descansar mínimamente y no desquiciarme más de lo que estaba a nivel personal, poder estar un poco con Raúl y ser persona humana, que vale que no tengo hijos, pero el estrés mental que llevaba encima era cojonudo (por si salía tarde, por si le pasaba algo al coche, por si pillaba atasco yendo, ya que era plena operación salida pre Semana Santa, por si caía un meteorito de repente). Pero lo dicho, entre Borja y yo no nos aclarábamos, y juro que me entraron ganas de estrangularlo (desde el cariño, pero estrangularlo). Que conste que él lo sabe, pero Borja, si me lees: necesitaba ayuda. Bien sé que prefiero no dar mal antes que pedirla, pero en este caso, lo necesitaba. Al final me volví tan loca, que decidí pasar de todas las bolsas, y opté por el plan B, que era Fonsi (vive a las afueras de Castellón). Me lo recogía él, y antes de ir a la salida, pasaba por su casa, y ya me iba a validar el dorsal (pasar por casa de Borja no me caía en la ruta). Yo sabía que renunciar a la bolsa de vida no era tan malo en una ultra de esas características (con suerte, si el pronóstico de tiempo se mantenía, no nos íbamos a mojar ni gota), pero renunciar a la bolsa de meta (esto es, no poderme ni poner abrigo al llegar), igual eso se me hacía más bola, por las horas en las que me iba a mover yo. Acerté de pleno.

Con todo esto, pues a lo que me quise dar cuenta, llegó el viernes, madrugué, fui al curro, volví, comí, y aun pude descansar algo, para finalmente salir sobre las 7 de la tarde de casa. Tardé unas 3 horas en llegar a Castellón, y conforme avanzaban las horas, más pereza me daba ponerme a correr. Pasé por casa de Fonsi, y ya busqué el dorsal. Yo ya había salido de casa preparada, y decidí correr con las New Balance, que están a punto de caramelo, pero para este tipo de terreno me iban a valer de sobra (acerté). Yo estaba con serias dudas de si la regla iba a hacer acto de presencia, pero respetó la carrera, y esperó hasta que terminé.

Y sin más dilación, fui hacia la pista de atletismo de la Universidad Jaume I. Yo estaba ya en la puerta, cuando de repente, reja puesta. Me quedé descolocada, y aparqué en una especie de pequeña explanada exterior. Y en esto que iba andando hacia la puerta, para validar el dorsal lo primero, cuando veo aparecer a Borja en el coche con un compañero de los Correcaminos, Juan. Lo hubiera estrangulado ahí mismo, tantas vueltas y estábamos a la vez ahí, y resulta que al final había salido antes de casa por un ruido del coche que lo había rallado. Tanto audio, tanto podcast, y no nos habíamos aclarado una pija.

Así que me fui a validar dorsal, operación que apenas me llevó un minuto (no había fila ni nada), y me dijeron que se podía acceder al parking por otra puerta, la de seguridad, así que me fui a mover el coche, que en esa explanada no pintaba nada. Y lo dejé hacia la entrada, porque me dijeron en seguridad que el bus de vuelta a veces paraba ahí.

Todavía no eran las 11 de la noche, así que al final todo había bien de tiempos, como la seda. Me dio tiempo a tomar un café, a estrangular a Borja (es broma), a hablar con Juan el Correcaminos (no lo conocía) y de paso desahogarme un poco del come come mental que llevaba, que no era poco. Era tan pronto que me sobraba demasiado tiempo, Borja decidió pasar al recinto de salida, y yo pasé también, después de pasar el control de pulsera y de material, para darme cuenta de qué pintaba ahí, en medio de los pros. Vi caras conocidas: Vanessa Berdejo, a la que reconocí de Bronchales, y también algún corredor de vista de esa misma carrera. Depa Runner estaba de speaker, y fui a saludarlo (me hizo una entrevista telefónica después de UTMB). La temperatura era espectacular, con la térmica y los manguitos me bastaba y me sobraba.

salida

Preparada para salir

Poco a poco el recinto se fue llenando, a medida que llegaban todos los corredores. En total, daríamos la salida 519 corredores. ¿Mis expectativas? Lo primero, llegar al primer corte de Borriol, el más estricto, y lo segundo, completar la carrera, a ser posible, en un máximo de 22 horas, en una franja de 20 – 22 horas, a la definitiva. No lo decía al azar: fue el tiempo de Lucy (Alves) el año anterior (la ha corrido varias veces), y mi mejor tiempo en Guara Somontano (un terreno primo hermano) fue de 21 horas en 2018. Así que esperaba moverme en algo así, teniendo en cuenta que desconocía por completo los desniveles (sí que había visto el tipo de terreno, pero no había analizado los pechugazos, así que iba a las bravas). Las 20 horas eran el tiempo de un año de Lucy, y también el de Almudena, “la chica de Cuenca”, que le digo yo, y ese tiempo lo veía menos factible, porque Almudena tiene un punto de velocidad más alto que yo (o varios, más bien).

A lo que nos dimos cuenta, llegaron las 12 de la noche y dieron la salida. Dimos una vuelta a la pista de atletismo. Oí mi nombre: era Natalia, la chica madrileña con la que coincidí en el GTTAP de 2023, y que por culpa de una lesión no había podido correr. Fue fugaz, pero la reconocí. El ritmo era frenético, entré en calor en seguida, y casi me sobraban los manguitos. Dejamos el asfalto, y nos adentramos en la oscuridad de la noche.

Yo estaba más o menos a mitad de pelotón. Iba como podía, el terreno era ondulante pero llevadero, una especie de cresteo, adornado con una guirnalda de frontales, y con las luces de la ciudad como telón de fondo. Pasaban los km, yo iba pelín agobiada, pero a la vez confiaba en llegar al primer corte, establecido a la 01:30. Tampoco me tomaba excesivas molestias en adelantar, ya que no merecía la pena en según qué tramos y con tanta gente. Los km fueron cayendo, y poco a poco el sendero ondulante nos condujo hacia un pueblo que destacaba. Por fin alcancé las calles asfaltadas, y seguí trotando en medio del ambiente creciente. Había un avituallamiento, dispuesto en mesas alargadas, y aunque llevaba bastante agua, sí que cogí una barrita de Glucobar, que me sentó tan bien que se convertiría en el perfecto aliado de carrera. Los corredores apenas paraban y no era para menos: era la 01:13. En tiempo, pero sobrando muy poco.

csp2

Salida hasta avituallamiento de Borriol, 8,32 km con un desnivel muy suave

Salí del avituallamiento, y antes de emprender la subida, me até mejor las zapatillas, apretándolas un poco (las zapatillas son algo anchas y me estaba bailando demasiado el pie). Empecé a subir, una corredora veterana decía no encontrase bien y se retiró. Con los palos, comencé a subir con ganas por la cuesta de la ermita, había animación en la calle. Dejamos el tramo asfaltado; la subida, aunque intensa, se hizo corta.

3

Tramo asfaltado a la salida de Borriol, que enseguida dejamos para coger un camino

4

Pistas y asfalto, incita a correr

Seguí correteando por los caminos. A estas alturas, el pelotón de la carrera se había dispersado lo suficiente como para poder correr mejor, y también tener menos “agobio” con lo que me venía por detrás. En líneas generales, se hizo bastante llevadero, había tramos de pista en los que se podía correr, y eso que hubo momentos en los que una niebla no muy profunda se emperraba en acompañarnos. Intercambié palabras con algunos corredores, algunos de Madrid, otros de Valencia, no conocía a nadie. Algunos me preguntaban, “¿Es la primera vez?”, “Sí, por estos lares, pero no es mi primera ultra”. La verdad que eso se notaba, porque, aunque no conocía el terreno en absoluto, llevaba ya muchos deberes hechos a la espalda. Algunos, que trotaban más ligero, se me alejaban, pero no quería pasarme de punto, que más o menos lo estaba llevando bastante bien. Era llevadero, pero me estaba exigiendo en la medida de lo posible.

En la parte de llaneo aproveché a esconderme detrás de un matorral y a echar un pis. Había vuelto a guardar los palos y en un momento dado los volví a sacar, pero fue una tónica habitual sacarlos y guardarlos, según cómo se presentase el terreno, ya que los tramos de correr eran bastante largos, y guardar los palos ayuda a soltar hombros para que no se carguen tanto.

5

Tengo pis

Seguí correteando, había tramos que parecían más “complicados”, pero realmente duraba poco, y en líneas generales, se me pasó el tiempo bastante rápido. Pasaron horas, hasta que, por fin, a lo lejos, vi el avituallamiento de Bassa, y como para no verlo. Nos daba la bienvenida un gigante de roca, era una escultura hinchable que asemejaba un gigante con una roca en los brazos.

6

Entrada al avituallamiento de Bassa

Entré al avituallamiento, puesto en el mismo camino, a los laterales, me rellené los botellines, y estuve hablando con una de las voluntarias que, micro en mano, nos daba la bienvenida y ánimos. Nos echamos buenas risas cuando le conté mi “no método” de entrenamiento, y cuando le dije que una semana antes había estado corriendo la maratón de Zaragoza. Las sensaciones que tenía eran buenas, aunque es cierto que me estaba estrujando a base de bien. Eran las 03:35, y el corte horario estaba establecido a las 04:25. De apenas un cuarto de hora, pasaba a casi una hora, eso pintaba mejor, y confirmaba mi teoría de lo estricto del primer corte.

8

Avituallamiento de Bassa

No quise entretenerme más (me estaba quedando fría de estar parada) y dejé el avituallamiento atrás. Justo en el cruce con una ermita, la de Sant Antoni, me entró un poco más de frío y decidí ponerme el cortavientos, al fin y al cabo, eran las tantas de la noche, y de ahí hasta que amaneciera iba a tener algo de frío. Giramos hacia nuestra derecha. Esta parte era algo más pedregosa, y aunque es cierto que el pequeño tramo de bajada me resultaba algo incómodo al pisar, no fue excesivo.

 

9

Me pongo el cortavientos junto a la Ermita de Sant Antoni

Uno de los temores de Borja era cruzar agua en alguno de los tramos (debido a las lluvias previas), pero el terreno estaba tirando a seco, y la Rambla de la Viuda, por ejemplo, no podía contener menos agua. También os digo que, cuando cruzas un río varias veces a la altura de la cintura, como en la Trail Cat, cualquier cantidad de agua en futuras carreras va a ser una broma.

10

Dejando atrás un sendero más pedregoso

Todavía era de noche cuando llegué al avituallamiento de Les Useres, a las 05:27. Teniendo en cuenta que el corte horario era a las 06:10, había perdido algo del tiempo recuperado. El avituallamiento estaba en plena calle. Comí y bebí algo, pero no me entretuve demasiado, la verdad es que los avituallamientos me resultaban tan frecuentes, que casi no tiré de mis barritas.

11

Avituallamiento de Les Useres

No tenía la sensación de ir excesivamente lenta, porque corría donde podía. Hasta el siguiente avituallamiento había unos 10 km. Llegué a Atzeneta del Maestrat a las 07:10.

12

Distancia y desnivel entre Les Useres y Atzeneta

Antes de llegar al pueblo ya había apagado el frontal, porque había claridad. Aproveché el avituallamiento, en el interior de un Local Multiusos, para guardar el frontal en la mochila, también el cortavientos, creo recordar. Fui al baño y aunque comí algo, no me puse las botas (había pasta y bastante comida sólida). Eso sí, con la soñera que tenía, me tomé un doble café solo. Aproveché para r al baño, comprobé que mi amiga la regla había decidido no bajar, y me atusé un poco el pelo, lo justo. No podía entretenerme demasiado, el corte era a las 8:00 de la mañana, y me sobraba menos de lo que hubiese querido. A lo tonto, ya llevábamos un maratón a las espaldas. Salí del avituallamiento haciendo cábalas, si llevaba algo más de 7 horas corriendo, ¿cuántas más me quedaban?

13

Dejo el avituallamiento de Atzeneta unos 15 minutos después

De aquí salí con una mujer, Ruth, con la que compartí un rato de conversación y algún km de medio trote, aunque más adelante le cogería algo de ventaja. El camino era llano y permitía correr, aunque me tomé algo de tiempo para recuperar el aliento y terminar de digerir el sándwich que me estaba comiendo.

Después de Atzeneta, había un avituallamiento en torno al km 50, Benafigos, que juro que no recuerdo. Y cuando digo que no recuerdo, es que soy incapaz de ponerle “rostro”. Por ubicación, tuvo que ser un avituallamiento en medio de una pista, es lo único que veo en el camino. Y no debí de parar mucho, a juzgar por mi track. Seguro que estaba hablando con alguien y por eso no me acuerdo. En cualquier caso, estaba en un pequeño alto. En ese punto, se comenzaba a bajar. Eran las 08:45 y el corte era una hora más tarde.

14

Avituallamiento de Benafigos que no recuerdo

Después de un tramo de bajada, en el km 53, tras cruzar el cauce seco de un río, nos poníamos a subir hasta Culla, avituallamiento y bolsa de vida.

15

Bajando hasta el cauce del río para volver a subir

Me habían metido algo de miedo con este tramo, y es que al parecer era todo subida hasta el pueblo. Lo que pasa es que, si repartes uno 700 metros de desnivel en unos 10 km, la subida se hace bastante llevadera. Además, el terreno era “corrible”. Algún tramo era más pedregoso, pero las pistas incitaban a trotar un poco. Este tramo coincidí con un corredor de barba y mallas Hanker naranjas, al cual había visto en Bronchales el año anterior. Yo alternaba trotes con caminatas, a la par de un corredor que acabó fijando mi ritmo, porque lo vio cómodo. A lo que nos dimos cuenta, Culla se veía a lo alto, estábamos a punto de llegar. Hacía calor, pero la temperatura no podía ser más perfecta, ya que, de cuando en cuando, alguna nube nos tapaba el sol y nos daba tregua.

16

Subida hasta Culla

Llegamos sobre las 11:10, en el interior estaba la mujer de este chico, que le hacía la asistencia. Me dio las gracias por cómo lo había llevado hasta el avituallamiento. Yo, sin bolsa, sólo me hice cambio de calcetines, que llevaba en la mochila, y más que por necesidad, por resetear un poco la cabeza. Cargué un poco el reloj, lo justo. Llevábamos en torno a 60 km, nos quedaba poco más de una maratón. Aún con todo, y en base a mis cuentas mentales, muy bien se tendría que dar la cosa para tardar 9 horas en completar lo que me quedaba (5 km por hora era lo ideal, pero eso sin contar paradas de ningún tipo). Lo normal es que me quedase la mitad, esto es, otras 11 horas (y acerté de pleno).

En el avituallamiento, ubicado en el interior de un restaurante, La Solaneta, había comida abundante. A mí no me entraba ni los macarrones ni nada de eso (en cierto modo, no había parado de picotear en todos los avituallamientos), pero me tomé un caldo caliente, y eché mano a un trozo de sándwich. Bebí coca cola y rellené botellines. También aproveché para ir al baño. Estaba cansada, o más bien me sentía exprimida. No era para menos, es que no había parado de correr. Las ultras del Pirineo, en mi caso, son más de andar que de correr, pero con esta me estaba exigiendo bastante. Era una ultra compactada en menos de 24 horas.

17

Avituallamiento de Culla

Sin bolsa de vida que gestionar, salí del avituallamiento a los 25 minutos, eran las 11:35, y el corte horario era a las 14:00, lo que me situaba a 2 horas y media de corte (mejor que los anteriores, por lo que intuía que el margen se había ampliado a posta en este punto). A la salida hicieron un chequeo de material obligatorio, creo recordar. Estaba algo nublado y me puse a trotar a la salida del pueblo, en bajada, y por una larga pista, hasta que giré a la izquierda, y el camino pasó a ser algo más pedregoso. En la bajada me adelantó el corredor con el que había coincidido, y le animé a tirar más fuerte. En total, unos 5 km de bajada entre pista y caminos en zigzag, salvando un desnivel de unos 483 metros. Crucé el cauce de un río seco, y me puse a subir.

18

Bajada desde Culla hasta el cauce del río

El sol quemaba, y fue el tramo donde más calor hizo, y eso que no nos podíamos quejar. Me quedaban unos 6 km hasta el avituallamiento, y subir cerca de 500 metros. Como no tenía ni idea de dónde se ubicaba el avituallamiento, cualquier construcción me parecía que podía ser el destino, así que me dio la sensación de que había pasado mucho tiempo. Pero finalmente, a las 13:39 (corte horario a las 16:30), alcancé la ermita de Sant Bertomeu. Más o menos me estaban saliendo unos 5 km por hora, siendo consciente de que algún descanso tendría que hacer.

19

Tramo de subida hasta la Ermita de Sant Bertomeu

Para lo que no estaba preparada era para la marcha que vi en ese avituallamiento. Música como si estuviésemos en la mismísima ruta del Bakalao, y unos voluntarios que lo daban todo. Me ofrecieron cerveza, y no dudé en pimplarme una. Bueno, al final me tomé la mitad, y la otra mitad otro corredor. Tenían barritas Glucobar enteras, y una voluntaria me dijo que me llevase alguna, porque en el resto de los avituallamientos las partían por la mitad. Habida cuenta de lo bien que me sentaban, le hice caso. La verdad que me hubiese quedado más rato, pero era hora de salir. Me di crema solar en los brazos, que me ardían, y un poco en la cara, y emprendí la marcha. Reconozco que fue el avituallamiento que más me gustó y donde mejor lo pasé. Al poco de salir, y aprovechando unos arbustos, paré a echar un pis. Alguien había tenido la misma idea, y no precisamente con pis, y había un olor terrible.

20

Avituallamiento de Sant Bertomeu del Boi

Después de este avituallamiento, vino un pequeño tramo de 2 km que me resultó algo confuso. El sendero era obvio, pero había dejado de ver cintas, y además adivinaba una pista a mi derecha, que a ver si iba a ser el camino bueno. Es que no las había. ¿Me habría liado, las habían quitado? No quería estar liándome con el recorrido de la MiM (lo cual era materialmente imposible en ese punto, pero no lo sabía), así que cargué el track para evitar males mayores. Aparentemente, estaba en el camino.

21

Tramo donde dejé de ver cintas

Un poco más adelante, había una explanada con construcciones. Me pareció ver una cinta, en medio. Me estaba desviando ligeramente (aunque no lo sabía), y ya por fin, más adelante, comencé a ver cintas de nuevo. El problema es que había perdido la perspectiva del camino, y que justamente en ese punto no coincidí con nadie.

22

En verde, el track oficial de la carrera

Finalmente alcancé Vistabella a las 15:20. El corte horario era a las 18:15, lo que me situaba unas 3 horas por encima, a ver si lo mantenía hasta el final. Yo venía achicharrada, había hecho calor hasta llegar ahí, así que no dudé en pasar al interior de la Casal Jove para descansar un poco. Me mojé la cinta de la cabeza, repuse líquidos y me tomé un café. Reconozco que no comí demasiado porque llevaba un batiburrillo majo en las tripas. Estuve un rato sentada con unos corredores con los que había ido coincidiendo de manera intermitente. Me permití el lujo de descansar 22 minutos. Comenté el tema de las cintas, pero nadie parecía haberlas echado en falta. Y ya emprendí la salida, con tan mala pata que justo entonces una nube decidió tapar el sol, y me quedé helada en poco rato (llevaba la cinta del pelo mojada). Había que trotar para entrar en calor.

23

Avituallamiento de Vistabella

A la salida del pueblo, emprendimos la bajada por un sendero algo descompuesto. Al principio me costó un poco coger el ritmo, y me dejé adelantar por varios corredores, pero poco a poco fue mejorando. No fue demasiado, unos 2 km de bajada, no llegaba. Ya llevaba unos 80 km en las patas, el reloj me marcaba algo más, pero lo que tenía claro es que estaba prácticamente hecho, era cuestión de echarle unas horas más.

24

Bajada desde Vistabella

Hasta el siguiente avituallamiento, el de Xodos, fui trotando gran parte con un corredor, íbamos hablando de carreras, y comentó que le había pasado lo mismo, que había echado en falta cintas en el tramo previo a Vistabella. Nadie notó la falta, así que supongo que parte de los corredores ya se conocían el recorrido, y no les pillaba de sorpresa. Finalmente, a las 17:46 entramos en el pueblo (corte horario 21:00). En este punto dado nos cruzábamos con los corredores de la MiM, aunque ellos salían por donde nosotros entrábamos. No tenía muy claro cómo era el track, pero a golpe de gpx studio es muy fácil de verlo:

25

Avituallamiento de Xodos y cruce de ambas carreras (en rojo, la MiM; en azul, la CSP)

La diferencia con la MiM es que ellos entraban por el pueblo por donde nosotros salíamos (después de un recorrido mucho más directo desde el km 33), salían del pueblo por donde nosotros entrábamos, y tiraban hacia la meta rodeando el pico Penyagolosa por la parte contraria a la de la CSP (y acortando km).

26

En rojo, track de la MiM, en azul, track de la CSP

Por eso no tenían sentido mis paranoias km atrás, pensando que iba a coger de manera errónea señales de la MiM. La MiM partía a la par en el track (horas después, el sábado por la mañana) desde Castellón, pero ya alcanzado el km 33, separaba su camino, y no era hasta Xodos donde nos volvíamos a cruzar, y donde se daba la circunstancia de coincidir corredores de ambas distancias. En este avituallamiento me senté un rato, aunque los corredores a mi par apenas hacían chufa y se iban. Cansada, me preguntó una voluntaria que qué necesitaba, “piernas nuevas”, le dije. Me ofreció naranja, recuperé un poco el aliento, y aproveché para ir al baño antes de salir de ahí. Ya emprendí la salida del pueblo, y me adentré en la bajada que cada vez me acercaba más a meta.

27

Punto de separación de ambas carreras (km 33, pasado Les Useres)

El siguiente avituallamiento estaba en el km 96,8, estaba ubicado en Mas del Collado. El avituallamiento era bajo una carpa, al aire libre. Cuando llegué, aproveché una silla para sentarme y sacar el cortavientos, ahí hacía algo de rasca (pero no demasiado). Eran las 19:38 de la tarde, estábamos apurando la luz del sol, pero era evidente que necesitaría un par de horas el frontal, así que me lo dejé ya preparado. Calculaba que en algo más de dos horas, recorrería los 10 km que teóricamente me quedaban a meta, y no calculaba mal. La voluntaria me dijo lo bonito de esa parte del recorrido, donde podríamos ver la cumbre del Penyagolosa, a nuestra derecha, lástima que la creciente oscuridad no nos dejaría disfrutar plenamente. El corte horario estaba establecido a las 23:00.

28

Avituallamiento de Mas del Collao

Sin más dilación, partí del avituallamiento (ya no habría más hasta meta), entrando en calor enseguida, aunque no me venía mal el cortavientos. Me resistí a encender el frontal hasta que pasaron las 8 de la tarde. Comencé a corretear por senderos, alzando la vista hacia el observatorio forestal de Penyagolosa, que se recortaba contra el cielo cada vez más oscuro. Me encontraba bastante bien, así que eché una marcha más, y troté con ganas, pasando a algún corredor (a un par, exactamente).

29

Rodeando el Penyagolosa

En un momento dado, dejé el sendero y me adentré en una zona boscosa, donde me esperaba el último repecho. En la distancia, me parecía ver frontales, pero estábamos muy desperdigados.

30

Aquí comienza la última subida

El tramo de subida, entre árboles, era muy corto, y enseguida alcancé una pista, donde a pesar de ir cuesta arriba, me animé a trotar (había ya ganas de llegar a meta):

31

Tramo de subida hasta alcanzar una cómoda pista

Ya quedaban apenas unos km, todos ellos de bajada. Entre la bajada y que la pista era ancha y muy cómoda, daban ganas de trotar, llevaba cargadas las piernas, pero era llevadero. Y aunque es cierto que había pasado sueño en algún momento, tanto la única noche toledana, como algún gel que me había ido tomando, hicieron que me mantuviese despierta en todo momento. Justo a unos 3 km de meta, alcancé un punto conocido como Banyadera, con un paso de control de chip, y punto de confluencia con la MiM (aunque yo no lo sabía en ese momento). Eran las 21:18, así que me quedaba como media hora para llegar. No había corredores a la vista, tampoco de la MiM, cuya hora de cierre de carrera había sido antes, a las 21:00.

32

Punto de Banyadera, a 3 km de meta

Esos supuestos 3 km me costaron algo más. La primera parte del sendero era algo pedregosa, y aunque de piernas iba bien, de pies no tanto, me molestaban algo (y eso que no hubo que lamentar pérdidas de uñas). Además, con la oscuridad, había perdido la noción de la distancia, y sin referencias lumínicas, no sabía si estaba cerca o lejos. Hasta que realmente empecé a oír ruido del avituallamiento, y lo intuí cerca. Unos voluntarios me indicaron que había que dar una especie de rodeo para entrar en meta:

33

Llegada a meta, justo a las 22:00

Por fin entraba en meta a las 21:58, cumpliendo las 22 horas estimadas, alejándome de las 20 horas deseables, pero contenta, muy contenta. Y cansada, muy cansada. La verdad que había sido una carrera frenética, un no parar, no estaba acostumbrada a carreras tan frenéticas, con la salvedad de la ultra de Bronchales del año pasado.

Ya en meta, me pusieron la medalla, que después me grabaron con mi tiempo de carrera. Pero lo primero que hice fue informarme del bus de vuelta a la salida. Salía a las 22:30, así que disponía de media hora para descansar, pero la idea era largarme en ese bus, para volver cuanto antes a casa (la frecuencia de este a esas horas era de 1 hora).

Me decía Borja que él no había echado en falta la bolsa de meta, la diferencia es que él llegó horas antes que yo, y a las 22:00 hacía algo de rasca, me estaba quedando un poco fría. El avituallamiento era bajo tejado, pero al aire libre, cogí bebida (cerveza, coca cola), bebí caldo, agua, y comí un par de trozos de coca (había de muchos sabores) que se habían quedado algo frías. De haber estado a refugio (y no depender del bus), creo que hubiera comido algo más, pero es que no veía el momento de volver. Intenté conectarme a la wifi y a mis datos, pero no había forma, así que dejé los mensajes pendientes de enviar. No lo sabía, pero aún quedaban por llegar 71 corredores, hasta el cierre de meta a la 01:30. Visto lo visto, no se había dado mal la cosa.

Ya me dirigí hacia el bus, era un bus enorme, me monté lo más delante que pude, y me acomodé en el asiento, dentro de lo incómoda que estaba, con la ropa tal cual, con la firme intención de dormir durante la hora y media de trayecto. Estábamos unos pocos corredores, a esas alturas de carrera con un mini bus se hubiera podido resolver. Me quedé medio dormida, y eso que el camino, por carreteras tortuosas, se las traía, pero un hombre en el asiento de delante no dejaba de hablar, pero bueno, hice lo que pude.

Hora y media larga después, cerca de las 12 de la noche, el bus llegaba al recinto de la universidad. Entraba por la puerta principal, y le pregunté si es verdad que paraba en la entrada. A regañadientes, el conductor paró, y eso me quedó algo más cerca el coche.

Ya en el coche me puse ropa seca, otras zapatillas, bebí algo y traté de escribir como que ya salía de ahí (no había tenido cobertura en meta). Estaba relativamente despejada, así que decidí no echar una cabezada, porque no me veía para dormir en ese momento. Estaría alerta, y si veía que me entraba modorra, pararía en alguna estación de servicio. Lo que pasa que costó arrancar. Primero tuve que ir a echar gasolina, no lo había hecho a la ida y me tocaba hacerlo de vuelta. Eso estuvo acompañado de un poco de épica, y es que, aunque tenía pensado parar en una gasolinera concreta, vi otra a supuesto buen precio, y acabé echando un poco, pero desistí porque vi que el precio estaba mal. Me dejé el depósito abierto, y cuando fui a echar en la siguiente, me saltó gasolina a la mano, un olor que ya no me quitaría hasta llegar a casa (aunque me traté de limpiar con unas toallitas húmedas).

Entre pitos y flautas eran las 12 y pico de la noche, y me costó llegar unas 3 horas, no había mucho tráfico, y aunque no estaba para echar cohetes, aguanté el tipo. Es cierto que no era el escenario ideal, pero aguanté. Llegué pasadas las 3 de la mañana (casi a las 4), me duché y me eché a la cama a las 4 y pico, momento glorioso donde los haya. Aún pude dormir unas cuantas horas. Sé que no son las mejores circunstancias para volver, y como me decía Rosana, que hasta podría (debería) haberme cogido un hotel en Castellón, pero es que no tenía ni gota de gana. Ir a un hotel, dormir poco y mal, tener que dejar la habitación a una hora y después conducir hasta casa, no me apetecía mucho. También es verdad que, de no haber dormido la hora y media de trayecto, hubiera tenido que echar una cabezada en el coche. Yo me acordaba de lo que me conto Lucy volviendo del primer GTTAP que hizo en 2019, tuvieron un accidente de coche. Yo me acordaba también de lo que me costó a mi volver a casa ese año (que abandoné). Me acordaba tanto de eso, que había alejado el fantasma del sueño.

Y así terminó mi aventura por tierras valencianas. Nada más terminar, tenía clarísimo que ya estaba hecha y que no tenía ninguna necesidad de repetir, pero, curiosamente, el poso que ha ido dejando la carrera ha mejorado mucho con el tiempo, desde la primera pre crónica justo al terminar. Yo creo que lo que pasa es que no es el tipo de ultra al que estaba acostumbrada últimamente, ya que es una ultra más bien rápida, en las que hay que correr. Especialmente en el primer corte, en el que no te podías despistar (algo parecido en otras ultras, la verdad). También porque los paisajes de la CSP no son los paisajes habituales de las ultras del Pirineo, pero atravesar tantos pueblos pintorescos, la animación que eso lleva aparejado, los avituallamientos tan generosos, y un marcaje impecable (salvo ese pequeño trozo donde eché en falta cintas) la convierten en una candidata idónea como debut en la larga distancia, al igual que lo fue para mi la ultra de Guara de Somontano. De hecho, es una ultra con una buena tasa de éxito, de 519 que tomamos la salida, finalizamos 414. Las cifras de la mayoría de las ultras rondan el 50%, aunque es verdad que en la Guara Somontano ha habido años de porcentaje más bajo del habitual porque ha hecho mucho calor, y muchas veces se subestima lo que esto implica.

De hecho, con las semanas, el “no vuelvo” y “no creo que vuelva” ha tornado a un “me gustaría hacer la MiM”. Y es que la MiM se diferencia notablemente en la segunda mitad, y tengo curiosidad por conocer esa parte del recorrido. Es más, quisiera volver a la zona y conquistar el techo de Castellón de la Plana, el Penyagolosa, porque de tanto rodearlo, me dan ganas, pero de subirlo (mi cuenta pendiente con el Aneto, ese sí que lo he rodeado veces).

Lo bueno: los pueblos pintorescos, los abundantes avituallamientos, la gente dándolo todo (especialmente en Sant Bertomeo, chunda chunda), un recorrido que incitaba a correr, un terreno muy cómodo muchas veces. La organización es impecable, y la bolsa del corredor es muy generosa.

Lo malo: cuando un recorrido incita a correr, te paras menos (aunque eso ya fue cosa mía), muchas zonas de trialeras, que es lo que tiene ese terreno, darlo todo te puede llegar a sacar de punto (llegaba fundida a los avituallamientos, aunque en ellos resucitaba), el bus de vuelta cortaba bastante el rollo y te condicionaba el rato en meta.

Pero por fin, puedo decir, ¡¡CSP de Penyagolosa, ya no me la cuentan!!

Punto de paso

Velocidad

Clas.

Día/hora de paso

Tiempo de carrera

68 m Castelló

- km/h

-

Sa. 00:00

00:00:00

190 m Borriol

6.91 km/h

391

Sa. 01:13

01:13:33

415 m Bassa

6.18 km/h

399

Sa. 03:35

03:35:19

398 m Useres

4.86 km/h

395

Sa. 05:22

05:22:39

405 m Atzeneta

5.50 km/h

382

Sa. 07:10

07:10:57

746 m Benafigos

5.20 km/h

353

Sa. 08:49

08:49:03

1,062 m Culla

4.35 km/h

349

Sa. 11:34

11:33:58

1,011 m Sant Bertomeu

5.04 km/h

347

Sa. 13:39

13:38:59

1,248 m Vistabella

4.80 km/h

355

Sa. 15:20 / Sa. 15:42

15:20:49

1,059 m Xodos

4.27 km/h

349

Sa. 17:53

17:53:05

1,297 m Collao

4.03 km/h

345

Sa. 19:38

19:38:43

1,489 m Banyadera

3.71 km/h

343

Sa. 21:18

21:18:55

1,273 m Sant Joan

4.55 km/h

343

Sa. 21:58

21:58:38

 

Estado: Finisher, Clasificación: 343 (de 414), Clasificación femenina: 28 (de 35), Clasificación categoría M45F: 8 (de 9)

Salida: 519. Salida mujeres: 45. Salida categoría 45F: 10

 

Somos un grupo deportivo, aficionados a diversas disciplinas como el running, trail running, ciclismo de carretera, btt, triatlón, montaña... Puedes seguirnos en las redes sociales.
 

Contacto:
info@andandaeh.com