Vaya por delante que el objetivo no era otro que disfrutar y terminarla. Y disfruté y la terminé. A un ritmo suave y sin prisas. Parando todo lo que nos hizo falta. En el fondo, se trata de una prueba cicloturista y nos la tomamos como tal. No salimos a por podium.
Llegué al día de la Quebrantahuesos habiendo acumulando 1500 kilómetros desde principios de año. Poco, según lo que dicen los entendidos, pero es lo que hay. Cuando uno dispone del tiempo del que dispone, y vive en un lugar en el que el viento puede soplar a mala leche hasta tres semanas… pues es lo que hay. Mis dos grandes temores eran si las 10 u 11 horas que tenía previstas para completar los 200 km de distancia con un desnivel positivo de 3500 metros, repartidos en 4 puertos de montaña, me iban, por un lado a fastidiar las cervicales y/o la espalda (no estoy acostumbrado a tantas horas en bicicleta) y por otro dejar tocado físicamente (iba a correr la ultra del Sobrarbe 7 días después). Pues bien: ni lo uno, ni lo otro. El hecho de ir parando cuando el cuerpo nos lo pedía resultó vital para el tema de cuello y espalda. Ir a un ritmo lento, resultó vital para que mis piernas no se vieran en absoluto resentidas.
Pedro y yo nos plantamos en Sabiñánigo el sábado sobre las 06:45 a.m. Aparcamos, nos preparamos y fuimos pedaleando hacia la zona de salida. La verdad es que ver a más de 8500 ciclistas con sus respectivas bicicletas todos juntos impresiona. Desde que se da la salida hasta que sale el último pasan más de 45 minutos. Nosotros tuvimos suerte y nos pudimos meter en una zona de acceso que nos permitió salir en 15-20 minutos. Y a partir de ese momento, a pedalear.
Durante los primeros 20-30 kilómetros nos fueron adelantando ondanadas de ciclistas en diferentes pelotones. Ninguno de ellos iba a nuestro ritmo. Eran más rápidos y hubiera sido un error intentar engancharse tan pronto. Nosotros a lo nuestro. En Castiello de Jaca me encontré a mi grupo de super-animadoras (2 en total) con un cartel con mi nombre dándome ánimos para lo que me quedaba, que no era poco. Hasta Portalet se nos pasó más o menos rápido. Allí paramos a comer y beber e iniciamos la bajada. Unos 30 kilómetros del tirón. Con lo que nos había costado subir (cerca de 3 horas) y la bajada la hicimos en poco más de una hora. A partir de aquí, llano, y el temido Marie Blanc: un puerto de 9 kilómetros con desniveles del 11-13%. Me sorprendió la cantidad de ciclistas que vi andando. Superado este segundo puerto, y después de descansar durante el descenso y de parar a comer, afrontamos los 30 km de subida del Portalet. Este se hizo laaaaaargooooooo…. pero con paciencia y con una parada para comer otra vez, nos plantamos arriba en unas tres horas y media. Eran ya las cinco y media de la tarde, y nos quedaban 50 kilómetros "de nada", con el puerto de Hoz de Jaca en medio. Llegamos a la meta sobre las siete y media, 11 horas 45 minutos después de haber salido, y con la sensación de haber pasado un gran día. Pedro y yo nos habíamos planteado hace casi un año compartir una jornada como la que acabábamos de compartir. Hizo buen día, nos lo pasamos bien y entramos juntos en meta. ¿Qué más se puede pedir?
a primera hora, listos para afrontar la QH
en la zona de salida
subida al Marie Blanc
cima del Marie Blanc
descanso para comer
subida al Portalet
cima del portalet
en la meta. ¡Prueba superada!
medalla de "finisher"
un momento de la marcha
mi club de fans. En Castiello de Jaca
Jordi
Ciclismo de Carretera
08/09/2015