Aún no sé cómo encontré la web del Utra Trail Picos de la Demanda. Pero recuerdo que entre que me vi con posibilidades de hacer un buen puesto, que la zona no la conocía pero parecía bonita, que subía al techo de La Rioja (Pico San Lorenzo) y que me permitía hacer una escapada familiar a Logroño, que le tenía ganas, me apunté. Luego vinieron las dudas y arrepentimientos: la fecha era en septiembre, una semana antes que el Maratón de Berlín. Y si no convencía a los míos… Pero sí les pareció bien. Así que el viernes, cogimos el coche y nos desplazamos a Ezcaray. La verdad, no sé si por ser distancia maratón, por ser territorio nuevo o lo que fuera, iba incluso con ganas, sin sentir la pereza que siempre te da la víspera de una carrera larga, que luego desaparece tras el pistoletazo, pero que ahí está las jornadas previas.
Me desperté intentando no hacer ruido en el pequeño apartamento. Me había dejado todo preparado fuera de la habitación. Pero no encontré los calcetines. Maldición. Cogí la bolsa entera y tampoco…menos mal que me acordé que en la bolsa de corredor habían regalado unos, y esos me puse. Lamenté el jaleo, pero luego me dijeron que siguieron durmiendo.
Antes de salir, control de material y foto con Rubén, compañero de fatigas. Hacía fresquete pero con la camiseta de manga larga no tenía frío, sin nada por encima. Salimos de noche, frontales encendidos. Como es habitual, salida explosiva. Ya había visto que el nivel era alto. Mucho vasco muy fibroso y con pintas de “semi pro”. Rubén tenía miedo de un primer corte, yo ni lo sabía. Salí alegre pero menos que en las últimas carreras más cortas, esto era un maratón. Tampoco muy atrás que si no el cuerpo se amolda y cuando empieza el sendero es más probable que te taponen algo. Mi objetivo era bajar de 6 horas. Con ese tiempo, en 2021 se pilló metal de bronce en mayores de 50 años.
Tras algo de carretera y pista, afrontamos por sendero la primera subida. Buen sendero y entre bosque de hayas. Se alternaban tramos de pista, lo que permitía adelantar y ser adelantado cómodamente. Intente ponerme detrás de un tal Fernando, veterano como yo, y que iba con una chica. Lo conseguí en principio, aunque no cómodamente. En la primera bajada pude mantenerme allí, algún “bajador” como siempre, me superó como una baja, pero no demasiados. La segunda subida era algo más exigente, y me mantuve. Pero la bajada también era más pronunciada, y se me escapó mi pareja referencia. Incluso me pasó una segunda chica, además de algún corredor. En un momento dado alcanzamos una pista y la tomé a la derecha, empecé a no ver cintas y el reloj me marcó “fuera de ruta”, así que reculé. Donde el sendero se cruza con la pista vi que la pista también seguía a la izquierda, y allí había cintas. Vaya despiste tonto. La bajada llevaba al punto de control del primer corte.
Comienzo de la larga subida al Pico de San Lorenzo. Paré unos minutos a enviar mensajes de que todo iba bien, y proseguí. No sin antes comprobar que llegaba a control un grupo de corredores bastante numeroso. Llegaron bajando como rayos. Así que salí sin dilación y encaré a buen ritmo la larga subida. Fuimos ascendiendo bajo bosque, travesando por pasarelas de madera un bonito arroyo que discurre paralelo al camino varias veces. Un tramo muy chulo. Llegó un momento en que se acabó el bosque para pasar a terreno de matorral. Allí sobrepasé a la segunda chica. La primera debía ir ya bastante por delante. Alternando pista y sendero, la cosa se empinó hasta dar vista a la cima de San Lorenzo. Algunas eses y alcanzamos el cordal y más tarde la descarnada cima, en la que paré un poco a hacer fotos. Había subido a buen ritmo, mejorando el puesto. Llevaba algo menos de 4 horas. Un compañero me había comentado que el año pasado llegó en 4h. 15’ y a meta en 6h 18’ con calambres. Así que iba en tiempo de sub 6 horas.
Tras la cima, se alternan tramos de bajada con algunas subidas, de hecho se pasa por dos puntas secundarias. Tras la segunda, se comienza la verdadera bajada a Ezcaray. Iba bien de piernas y de “patata”. La bajada era amable, buen sendero. Permitía trotar todo el rato. Otra cosa es que mi trote bajando tampoco es nunca excesivamente rápido. Pero iba comprobando que si no desfallecía bajaría de las 6 horas sin problemas. En un punto nos juntamos con los corredores del Medio Maratón. Evidentemente algunos me pasaba , iban más rápidos. Aunque también pasé a alguno. Nos volvimos a separar para unirnos definitivamente. El último tramo de bajad es por un bonito bosque y luego ya camino “urbanizado” hasta los arrabales de Ezcaray. El último kilómetro en llano pro el Parque Tenorio, y meta. El reloj marcó 5h. 32’ 32’’. Allí en meta, haciendo fotos, Paul Sánchez, de Zaragoza. Como en el último mensaje había puesto “llegada sobre las 13h” y eran poco más de las doce y media, no me estaban esperando.
Miré la clasificación y vi el puesto 54 y 5º de mi categoría. Lo suponía porque había visto veteranos en carrera por delante de mí, pero pensé que con ese tiempo el año 2021 por lo menos habría sido 3º. La gente cada vez corre más… De todas maneras, acabé contento por el tiempo realizado, mi objetivo de bajar de 6 horas en un maratón de montaña lo había cumplido con creces.