Estaba dudando de si escribir una crónica del Trail Valle de Tena. Pero creo que de todo se aprende, incluso de las experiencias que no salen como hubiéramos soñado. Así que allá va mi crónica de esta carrera en este valle tan espectacular.
Estaba dudando de si escribir una crónica del Trail Valle de Tena. Pero creo que de todo se aprende, incluso de las experiencias que no salen como hubiéramos soñado. Así que allá va mi crónica de esta carrera en este valle tan espectacular.
Hace un año, mientras cruzaba meta tras las 17 horas de la Vuelta al Aneto, juraba que “no volvía ahí en mi puñetera vida”. La verdad que no tenía intenciones de repetir, y la siguiente prueba que me interesaba, que era el Gran Trail, no lo tenía en mente en un futuro próximo.
Casi fue hace un millón de años cuando el heavy me dijo: “Espero, que te meto a este grupo de WhatsApp, que estamos unos cuantos azulillos que queremos hacer Peñalara en 2018”.
Todo corredor tiene una fecha clave en el calendario. Aquella que da sentido a todo lo hecho anteriormente. Sobre este día gira la preparación y has de llegar en el mejor estado de forma posible.
Fiel a mi cita con el turno de noches, me tocaba buscar una carrera con la que rematar la larga jornada nocturna del sábado.
Seguimos acercándonos al verano, temporada estival donde empiezan a proliferar las carreras de montaña. Es en este momento, donde todo corredor saca su agenda y empieza a hacer encaje de bolillos.
Desde que crucé la meta el año pasado en el Santuario de Sant Joan de Penyagolosa, en mi mente estaba la convicción de volver a repetir en 2018. La gran experiencia que viví, la impecable organización y los avituallamientos me habían enganchado.
Esta es la historia de un chico que se encontraba solo frente a su ordenador el 1 de abril. Justo era el día que acababan las inscripciones para "Nafarroa Xtreme". Las horas pasaban muy rápido y se acercaban las 12 de la noche.
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