Tras unos días de vacaciones en Málaga aprovechando el puente tras el maratón, ya tengo la cabeza un poco más en su sitio para comentar lo que fue para mí abordar el que era mi reto del año y para el que tanto me había preparado: bajar de 3 horas en Maratón.
Es la séptima maratón que he corrido, a priori tenía que ser una más, pero no ha sido así, desde que me inscribí en la maratón de Valencia, se convirtió en todo un reto, un reto complicado de llevar a acabo.
Después de probar varias distancias en carreras de asfalto, llegué a la conclusión que mi preferida es la maratón. La distancia reina es la que mejor se adapta a mis cualidades y con la que más disfruto.
Vaya por delante que el día de antes le estaba contando a mi padre que nunca bajaría de 3:14 en maratón ni de 1:32 en la media. Que eso requería un tipo de entrenamiento que ahora mismo ya no me apetecía hacer.
Este fin de semana se llevó a cabo en San Sebastián una de las mayores fiestas relacionadas con este deporte en la Península, la 51 edición de la Behobia ? San Sebastián, a la que llegábamos 5 compañeros cargados de ilusión y ganas de pasar una jornada irrepetible.
Con un poco de retraso debido a que ha sido una semana movidita, me gustaría compartir con vosotros la buenísima experiencia que fue para mi correr la Media Maratón de mi ciudad este año, tras un par de años sin hacerlo.
El viernes por la tarde tras salir de trabajar acudí junto a mi compañero de fatigas Javier al zaragozano barrio de La Madalena para disputar el XI Cross Nocturno de la Madalena que daba pistoletazo a las celebraciones de la Semana Cultural del barrio.
Tras pasar unos días desde el domingo y poder mirar en perspectiva todo lo que experimente el pasado domingo en el Maratón de Zaragoza, por fin he conseguido ordenar un poco mi cabeza y reunir ganas para escribir, ya que no fue para nada como esperaba aunque no acabara con un mal tiempo.
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